LA MADRUGADA

Aun las sombras de la madrugada lo envuelven todo, desde el naciente se vislumbra la alborada, es el momento de alzar vuelo, las circunstancias de esta menguada hora me regalan unas calles desiertas para en ellas dejar mis pasos, uno que otro transeúnte de rostro cubierto con tapabocas y tímido andar voltea al sentir mi presencia, los minutos de la carrera se acumulan en el reloj y los kilómetros van quedando atrás, cuerpo y mente se conjugan para alcanzar la distancia prevista en el tiempo estimado, en mi corazón se produce un escandalo de palpitaciones aceleradas que se confunden entre el esfuerzo de la exigencia física aliviado con el delirar trayendo la imagen del amor de brazos abiertos en cada esquina.     

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